“La atención plena implica prestar atención a las cosas tal como son en un momento determinado, sean como sean, y no como queremos que sean”
- Jon Kabat-Zinn
Como
vimos en los artículos anteriores, la práctica de Mindfulness puede hacerse en
todo momento, pero para obtener más beneficios es necesario dedicar un espacio del día sólo para hacerlo. Este artículo será una guía para que te prepares
para tu primera sesión de Mindfulness.
La
sesión puede durar el tiempo que quieras, desde cinco minutos hasta dos horas,
lo importante es que te aísles de la mayor cantidad de distracciones posibles y
encuentres un lugar cómodo. Lo ideal es que estés sentado con la espalda
siempre recta, puede ser sobre un cojín en el piso y en posición de loto[1], y
como la temperatura de tu cuerpo puede disminuir, ten cerca algo para abrigarte
si lo necesitas. Es preferible que uses ropa cómoda, y si quieres puedes poner
música o algún audio con sonidos de la naturaleza. El silencio también es muy
útil y puede resultar incluso más relajante. Puedes cerrar los ojos o no, como
te resulte más natural.
Ahora
que estás en tu zona Midfulness (así llamaremos al espacio físico y/o mental que
crearás para su práctica), haz una corta rutina de estiramiento para que tus
músculos de la espalda y el cuello se preparen para la relajación. Ponte en
posición de loto o en la postura que hayas elegido y empieza a hacer un breve
ejercicio de respiración: (por la nariz) inhala en un tiempo, exhala en dos;
inhala en dos tiempos, exhala en tres; inhala en tres tiempos, exhala en 4, y
así sucesivamente hasta llegar a exhalar en 10, y te devuelves. Respirar, al
ser una acción automática, no está en nuestra conciencia, pero al hacerla
consciente nos conectamos inmediatamente con el presente.
Ahora
vas a concentrarte en las sensaciones corporales, identifícalas, descríbelas,
no las juzgues. ¿Qué sientes? ¿en qué parte del cuerpo? ¿a qué se deben? Si
identificas tensión en alguna parte del cuerpo elimínala, si puedes, con la
respiración. Después concéntrate en cada parte de tu cuerpo, recórrelo
mentalmente desde los dedos de los pies hasta tu frente. Sigue respirando
normalmente y de vez en cuando lleva tu atención a la respiración. Es normal
que durante la práctica aparezcan pensamientos y emociones que te distraigan, no luches contra
ellos ni trates de ignorarlos, obsérvalos como si fueran una historia que
alguien te está contando, no te sientas mal si te desesperas o te dispersas, simplemente observa, acepta y vuelve a la respiración.
Si
tienes más tiempo y quieres hacerlo, puedes finalizar la sesión con escritura.
Escribir es una forma de expresar pensamientos y emociones que a veces ni
siquiera sabemos que tenemos y sólo aparecen en el ejercicio de escribir. Puedes
escribir sobre tu experiencia: ¿qué sentiste?, ¿qué pensamientos se repitieron
más?, ¿qué pensamientos estuvieron acompañados de emociones, positivas o
negativas?, ¿te diste cuenta de algo?, ¿qué avances haz hecho? Escribir también
es una manera de estar presentes, mantener la concentración, estimular la
memoria y aumentar nuestro autoconocimiento.
Al
hacer ejercicio también puedes practicar Mindfulness. Si sales a trotar o a
caminar puedes practicar ejercicios de respiración, concentrarte en ésta,
coordinarla conscientemente con los pasos que das, sintiendo el presente
mientras avanzas, observando lo que ocurre en tu mente, las sensaciones físicas
que aparecen, los colores del ambiente, la temperatura, los sonidos, etc.
No
importa el momento que destines a la práctica de Mindfulness: aislado,
cocinando, haciendo ejercicio, en una fila o mientras vas de un lugar a otro; lo importante es que te concentres en una sola actividad y te entregues al
presente, así irás comprendiendo la importancia de aprender, y aprendiendo, a
vivir plenamente.
Alicia
http://fourhourworkweek.com/2015/11/29/magic-of-mindfulness/
ResponderEliminarExcelente guia!!!aprender a vivir el aquí y el ahora.😍🙏🙇
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